sábado, 5 de febrero de 2011

Objetivo: mejorar la educación matemática

La percepción de las Matemáticas como una asignatura difícil y que, una vez superados los exámenes, se olvida inmediatamente es muy general. A cualquiera que se le pregunte por la resolución de una derivada, una integral o un sistema de ecuaciones lineales no sentirá el más mínimo pudor en confesar que no se acuerda de nada. El olvido de las Matemáticas está casi bien visto, mientras que no se declara tan abiertamente en otras materias. Este menosprecio "social" que incluso se refleja en la actitud de las familias puede ser uno de los factores negativos que afectan a la enseñanza de la materia. Todos los padres sabemos "repasar" los ríos de España o las obras de Calderón de la Barca, pero cuando llegan las matemáticas (y por extensión la Física o la Química) es muy frecuente escuchar: "niño, yo no entiendo de eso..."

Quizás tenga algo que ver el enfoque meramente "mecanicista" del modelo de enseñanza, en el que se pone mucho más énfasis en la resolución de "operaciones" que en el planteamiento y la resolución de los problemas que se supone que deben resolver dichas operaciones. Comprender el concepto de límite o de derivada de una función y saber a qué tipo de situaciones de la vida real pueden aplicarse parece, a priori, más importante que memorizar la forma de hacer la derivada de la función arcotangente, o de los límites que requieren "kilómetros" de tinta para su simplificación. En este tipo de problemas, haber comprendido el concepto e incluso saber cómo se tienen que resolver pasa a un segundo plano frente al temido error al despejar un signo u olvidar un coeficiente  -posiblemente favorecido por la tensión del examen- que da al traste con todo el esfuerzo. 

Raquel Mallavibarrena Martínez de Castro, presidenta de la Comisión de Educación de la Real Sociedad Matemática Española reflexiona en un articulo reciente en El Pais acerca de estas cuestiones. De este artículo entresacamos algunos párrafos interesantes: 

"La sociedad en su conjunto, y de manera especial la familia, tiene un papel importante a la hora de valorar esta materia fundamental en la educación de los jóvenes y actuar en consecuencia."
"Hay un acuerdo muy extendido sobre la conveniencia de incluir en las clases de Matemáticas aspectos creativos y motivadores, sin que ello altere el aprendizaje de lo que se consideran competencias básicas que los alumnos deben adquirir...."
"...las Matemáticas están presentes en multitud de aspectos de la vida cotidiana, las ciencias, la tecnología o la sociedad. El reto de enseñar a alumnos diversos, y el ajuste de la enseñanza a unos estudiantes que han nacido en una era digital con un acceso a la información casi ilimitado lleva a replantearse en general, y en particular en el caso de las Matemáticas, cómo enseñar y cómo facilitar el proceso de aprendizaje."
"En España existen desde hace ya tiempo varias sociedades matemáticas que contribuyen notablemente a mantener viva la reflexión sobre su educación; están en contacto permanente tanto con las administraciones educativas como con asociaciones similares de otros países. Sin más que indagar en Internet, observamos que hay disponibles materiales útiles, artículos, o convocatorias de seminarios que son de gran ayuda para los profesores. El Comité Español de Matemáticas (CEMAT) agrupa a las distintas sociedades existentes"

Posiblemente sea la comunidad de docentes de matemáticas una de las más activas en buscar soluciones para los problemas que plantea la enseñanza de su materia. Los resultados, sin embargo, permanecen alejados de las aulas.

Para nuestra desgracia hay otras materias en las que parece que también se ha "desenfocado" el objetivo, baste recordar la entrevista a Luis Landero sobre la enseñanza de la Lengua Castellana en la que se pueden encontrar reflexiones como ésta:

"...la lengua que se enseña ahora persigue en 4º de ESO objetivos como descifrar los "marcadores discursivos" de un texto, buscar los vocativos y las conjunciones y reseñar los "complementos oracionales". Tres cursos antes, estos mismos alumnos habrán estudiado a los 11 años a los "narradores omniscientes", pero ya desde primaria habrán tenido que lidiar con ejercicios como éste, extraído de un texto de lengua de 3º (ocho años), de la editorial Anaya: "Descubre la silaba tónica de la palabra maquinista y construye con ella otra palabra en la que dicha sílaba tónica sea en esta ocasión la sílaba átona"."

"Hay preguntas en los libros de texto que no las entiendo ni yo, que soy filólogo", dice el escritor Luis Landero, cuya obra literaria ha sido traducida a numerosos idiomas y lleva dedicado a la docencia desde 1978, los primeros 14 años en lengua y literatura. El multipremiado autor de Juegos de la edad tardía no recurre a eufemismos a la hora de diagnosticar: "Estamos creando algo monstruoso", dice. "Estamos formando un ejército de pequeños filólogos analfabetos, chicos que distinguen la estructura morfológica de una frase pero no comprenden su significado".

Tampoco la Química sale demasiado bien parada si se aplica un análisis similar. El estudio de la Tabla Periódica de los elementos, que es una de las construcciones lógicas más determinantes para el desarrollo de la tecnología actual, se limita en la mayoría de los programas a un ejercicio memorístico de familias de elementos y "valencias", sin que se profundice demasiado en su utilidad y significado real. Una gran parte del esfuerzo en los primeros cursos de Química de la ESO se dedica al estudio de la "Nomenclatura sistemática de la IUPAC", algo que en muchas ocasiones (salvo en química orgánica) ni los propios químicos emplean en sus publicaciones científicas. El estudiante que abandona la Química en 4º de ESO para siempre en su formación conserva en su memoria esta materia como aquello tan aburrido de aprender de memoria y, posiblemente, solo le saque algún partido si es aficionado a los crucigramas. 

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